Escribo este texto por un buen motivo, mi página en Facebook “Megáfono Guayabero” ha superado los 1.000 seguidores. Muy poco si lo comparamos con cualquier medio tradicional, pero mucho si tenemos en cuenta que tan solo es un lugar donde de forma amateur voy colgando posts, comentando noticias o rebotando posts de otras personas y grupos que me parecen interesantes.
El caso es que me ha dado por recordar cuando en Can Ricart, Josep Saldaña nos hablaba de Joseph Beuys y su concepto de escultura social. La idea de que tu trabajo pueda colaborar a modificar la realidad social que te rodea es muy sugerente y a la vez peligrosamente egocéntrica. En todo caso y respecto al tema en cuestión se plantean dos premisas.
En primer lugar, el conocido y reclamado derecho a la información. Este derecho no genera controversia como concepto, pero si en sus límites, condiciones, etc. Hay muchos que piensan que la sociedad en general no debe saberlo todo, que hay cosas que es mejor que sólo las sepan unos pocos (suelen ser organismos vinculados con el poder gubernamental). De ahí han surgido infinidad de tramas cinematográficas y un buen número de conspiranoias. Hemos pasado de una sociedad productiva, donde los únicos secretos importantes eran industriales y militar-estratégicos, a una sociedad especulativa, donde casi todo es susceptible der ser especulado y por tanto los secretos se han extendido como una epidemia.
Las redes sociales, las webs 2.0, blogs, smartphones, etc. han crecido en ese contexto. Esas herramientas han creado una verdadera red horizontal y han supuesto un problema irresoluble, por el momento, para el poder que controla los medios verticales de comunicación, siempre emitiendo de arriba a abajo. Sus estrategias son múltiples, desde intentar el desatino de controlar internet, que de facto es imposible a inundar la red de basura para crear un tótum revolútum donde no sea factible discernir las migajas de realidad. Han fracasado, de momento, en cada intento. Los usuarios han sabido, en la mayoría de los casos, discernir entre los fakes y esquivar las vallas puestas al monte. Si tenemos en cuenta la cantidad de información que circula por la red, el % de “noticias falsas” que triunfan como “memes” es relativamente pequeño. Sólo hay que repasar los “trending topics” para comprobarlo.
En todo caso, el derecho a la información exige algún esfuerzo por parte del ciudadano. Los mass media tradicionales están en manos (quizás siempre lo estuvieron) de la misma oligarquía que decide que debemos o no saber. Al margen de filiaciones políticas, los grupos empresariales y sus conexiones con el gran capital desactivan a periódicos y televisiones como herramientas eficaces para decodificar la compleja realidad y extraer de ella información veraz. Siempre con honrosas y escasas excepciones. Así las cosas, la tarea de “espigar” noticias y agruparlas me parece de lo más oportuna. Hablo de espigar como lo hace Agnès Varda en su película “Los espigadores y la espigadora”. Es decir, recoger de la basura “digital” aquello que puede ser útil en otro contexto.
El segundo aspecto, es la responsabilidad de saber. En la novela “Tú, mío” de Erri de Luca, el pubertario protagonista, desea conocer el secreto que intuye esconde la jovencita de quien se enamora. Una vez descubierto, su vida cambia, ya no puede seguir como antes. Adquiere una responsabilidad por tener esa información de que cual no puede eludirse. Su vida sufre una mutación, y no aseguraría que a mejor, por saber. Eso mismo, cambiando de escala y sin el baile hormonal del muchacho, nos debería suceder a todos. La información es poder, cierto, justo por eso hay muchos interesados en que no la tengamos. Pero a la vez, la información compromete.
Retornando al principio, en 1967, Beuys funda el German Student Party (Partido Alemán de los Estudiantes), dando comienzo a su actividad política, denominada por el artista “escultura social” más tarde entraría en el partido de los verdes. Su idea era que su trabajo contribuyera a la “toma de posición” del público. Una vez se toma una posición, esta obliga a actuar en consecuencia. Como en el ajedrez, una vez situado el alfil en diagonal con la reina contraria, o bien se asume su pérdida o bien se trama su función de señuelo, lo que no puede hacerse, si uno quiere ganar, es colocarlo allí y esperar que no haya consecuencias. Entendiendo el arte como la capacidad de transformar la realidad social y política de su entorno, Joseph Beuys dice: Cada hombre es un artista. La cuestión es la capacidad de cada uno en su lugar de trabajo, lo que cuenta es la capacidad de una enfermera o un agricultor para convertirse en una fuerza creativa y reconocerla como parte de un deber artístico a cumplir.
Quiero creer que eso sigue siendo posible y que las horas que invierto en buscar, comentar, analizar y colgar noticias, son parte de un trabajo colectivo de muchos nodos de la red, que entre todos generamos un sistema alternativo de información. Quiero creer que los usuarios de esa red ven cumplido su derecho a la información y sobre todo, quiero creer que esa información les obligará en algún momento a una “toma de posición”. Entre otras cosas por eso me esfuerzo en aportar datos de iniciativas que ya existen de personas o grupos que ya han “tomado posición” y están actuando en consecuencia. No quiero que todo quede en la simple constatación lacónica o irónica de una realidad hiriente. Como dice Beuys: “Nos esforzamos aquí por presentar las cosas que ocurren en la vida real, de tal manera que decimos: ves, esto existe, puedes utilizarlo ahora mismo, necesitas informarte para saber dónde se encuentran los hombres que trabajan en este proyecto y reforzar los grupos de hombres que trabajan allí, eso también es importante para mí, el hecho de que hoy se puedan dar indicaciones concretas sobre la manera en que la transformación pueda ser verificado, con este concepto del arte social”.
Pero esto es un medio horizontal y por tanto, la respuesta es posible. A raíz de algún post, he recibido críticas, razonadas la mayoría de las veces. También me han aclarado dudas o incluso corregido errores. He llegado a descolgar posts si he comprobado que, o bien eran falsos o bien mi opinión sobre ellos era del todo errónea. Es así como, al mismo tiempo que actúo sobre mi entorno, este me afecta y me “moldea”. Soy yo entonces el primero que formo parte de esta “escultura social” situándome, no sobre la audiencia si no entre ella, a su lado.
En todo caso tengo más de 1.000 razones para seguir haciéndolo. Muchas gracias a todos por estar ahí.
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