Versión 'extended' del artículo publicado en el Ara el domingo 15 de julio de 2012
Si hay una pieza de mobiliario emblemática en la historia del diseño es, sin duda, la silla. A lo largo del siglo XX arquitectos y diseñadores establecieron una especie de competición no declarada para crear sillas icónicas. En cierto modo es un precedente de la arquitectura icónica, y también ha tenido sus fiascos y absurdos.
Pero a diferencia de lo que ocurre con los edificios, las sillas que no responden a un buen uso y que se han dejado llevar por una frivolidad estética suelen desaparecer del mercado en un breve espacio de tiempo. El mobiliario a menudo ha creído que era moda y ha intentado de manera equivocada crear muebles de temporada. Por otra parte, algunas piezas se mantienen en las vitrinas de los museos y en el imaginario colectivo como símbolos de una época o de un movimiento estético.
Finalmente, unas pocas sillas especiales incluso se siguen produciendo décadas después de su creación. A pesar de que muchas forman parte de colecciones de museos como el Moma de Nueva York, aunque se pueden comprar en las tiendas. Los precios no siempre son económicos, pero podemos pensar que estamos comprando piezas de coleccionista al coste de un buen mueble. Cuando nos sentamos en estos iconos estamos compartiendo una pequeña parte de la historia de la creatividad y el ingenio humano. A continuación os ofrecemos una pequeña recopilación de algunas de estas sillas, acompañado de una pequeña historia de cómo fue su creación.
1. Sillón Torres Clavé / Josep Torres Clavé
El arquitecto Josep Torres Clavé, vinculado al GATPAC, al racionalismo ya figuras como Josep Lluís Sert, fundó con Antonio Bonet el MIDVA (Muebles y Decoración para la Vivienda Actual), una tienda donde se podían adquirir en los años 30 muebles importados de creadores como Alvar Alto y Mercel Breuer, junto con creaciones propias. En 1934 creó esta butaca, inspirada en los populares sillerías ibicencos, utilizando estructura de madera y asiento de cuerda. Exhibida en el pabellón español en la Feria Internacional de París en 1937, ha convertido en un símbolo de un racionalismo local que sabía combinar tradición artesana y modernidad racionalista. Ahora lo ofrece Mobles 114 al precio de 900 euros.
2. Longe y Ottoman / Ray y Charles Eames
Charles y Ray Eames, el prolífico matrimonio de arquitectos y diseñadores, tienen algunas de las sillas y chaise longues más bonitas e icónicas del siglo XX. Esta es la butaca perfecta para los ejecutivos de Mad men. Creada en 1956, sigue siendo objeto de deseo para los amantes del confort. Si bien por dimensiones parece destinada al ámbito laboral, hay muchos hogares que han encontrado un espacio de lectura y relax con el conjunto de puf Ottoman y sillón Longe. Lo edita Vitra y cuesta 6.200 euros.
3. Barcelona / Mies van der Rohe
Con motivo de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, Mies van der Rohe creó dos de los símbolos de la escuela de la Bauhaus, el Pabellón Alemán y la silla-sillón Barcelona. Del primero ha dicho que abrió la puerta del racionalismo en nuestra arquitectura. El segundo, la gran silla Barcelona, ​​aunque ahora en producción, fue motivo de polémica al comienzo. Estaba pensada para que sentara el rey Alfonso XIII, por lo que igualara así su condición a la del resto de ciudadanos. Parece que el rey se negó y se hizo llevar un trono real. Ahora podemos encontrar algunos originales y muchas copias en lugares como porterías de escaleras de la parte alta de Barcelona, ​​salas de espera de despachos y boutiques. El ofrece Knoll y vale 990 euros.
4. Toledo / Jorge Pensi
Fruto de un momento estético muy concreto, el diseñador argentino afincado en Barcelona Jorge Pensi hizo para la empresa Amat-que es muy conocida por sus sillas de terraza-una revisión del clásico que podemos ver en la mayoría de bares. En 1986 creó la silla Toledo, hecha de aluminio fundido en molde y con tubo también de aluminio. Este modelo de silla forma parte de varias colecciones de diseño. A pesar de que pesa más que las tradicionales y por tanto dificulta la tarea de apilarlas a la hora de recoger, y aunque su capacidad de acumular calor al sol, ha sido un verdadero bestseller de nuestro diseño todo de mundo, principalmente en restaurantes de museos y centros de cultura.
5. Sacco / Gatti, Paolini y Teodoro
Si alguna pieza identifica el relajamiento moral de finales de los años 60 es este puf Sacco. Obra de los arquitectos Gatti, Paolini y Teodoro fue una pieza clave para la empresa Zanotta, que aún lo produce (265 euros). Este saco de piel cosida, que contiene bolitas de porexpan, resume perfectamente una sociedad que huía de los formalismos sociales y aspiraba a encontrar maneras de relacionarse menos rígidas. Es imposible sentarse correctamente en este tipo de almohada, pero es muy fácil entrar en conversación con el vecino. Rápidamente, sin embargo, fue asumida por el que se llamó hippie-chic y formó parte de decoraciones de las casas burguesas.
6. BKF / A. Bonet, J. Kurchan, J. Ferrari
El arquitecto catalán Antoni Bonet, que vivió el movimiento moderno en tiempos de la República, marchó a Argentina y junto con Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy creó el Grupo Austral. Entre sus primeras piezas crearon en 1938 esta silloncito llamada BKF (también Butterfly). Aparte de ser cómoda y plegable, su imagen sencilla pero orgánica formada por una piel cosida y unos tubos metálicos y sobre todo la posición relajada de quien su ha adaptado a los nuevos tiempos. La producen varias empresas con precios entre los 180 y los 900 euros.
7. Panton / Verner Panton
La Silla Panton, diseñada por Verner Panton se apilable y está realizada en una sola pieza de inyección de plástico, lo que ahora llamamos Monobloc. Fue presentada en 1967 por Vitra y todavía continúa en producción. Pero quizás lo que le ha dado notoriedad a lo largo del tiempo es su forma orgánica, casi como un contramolde de una silueta humana. Asimismo el material plástico permitía un colores muy vivos que fueron muy apreciados en los años del PopArt americano a pesar del origen escandinavo de Panton. Ahora, a pesar de tener una clara lectura de una época pasada con un cierto retrofuturismo, sigue siendo objeto deseo de publicaciones de moda y diseño.
8. Jacobsen / Arne Jacobsen
Arne Jacobsen pasa por ser uno el más grande arquitecto y diseñador danés. Entre sus piezas emblemáticas hay esta sencilla silla que se llamaba Serie 7 a acabado siendo para casi todo el mundo la silla Jacobsen. Hecha con tubo de acero cromado y pulido y un asiento de madera multilaminada, es decir, que a partir de láminas muy delgadas que se van adaptando a un molde se conforma un asiento resistente y anatómico. Su austeridad no esconde una belleza de curvas que muchas de copias que circulan no han sabido captar.
9. Barceloneta / Federico Correa, Alfonso Milá
Diseñada en 1953 para la casa de la Marina de JA Coderch, formando parte de una serie de mobiliario pensado para este bloque de viviendas sociales siguiendo los fundamentos del racionalismo de izquierdas que venía de Alemania de la Bauhaus. El nombre siempre se ha interpretado como una referencia ya la vez una cierta ironía en la silla Barcelona de Mies van der Rohe. Baja tecnología por un momento en que nuestra industria era poco más que talleres familiares.
10. Varius / Oscar Tusquets
Quizás ha sido la silla para colectividades más exitosa de nuestro diseño contemporáneo. Producida por BD Barcelona Design de forma ininterrumpida desde que el arquitecto Oscar Tusquets la diseñas en 1983, aguanta el paso de los años y sigue ofreciendo un excelente servicio con una imagen contemporánea. Hay multitud de versiones para diferentes funciones de oficina y ámbito doméstico y su sistema estructural le da una gran resistencia a pesar de su ligereza.
11. DSW o DSR / Charles and Ray Eames
El prolífico matrimonio de arquitectos y diseñadores, tienen algunas de las sillas y Chaise Longer más bonitas e icónicas del siglo XX. Personalmente la que más me fascina es esta DSW con patas de madera o la DSR con patas metálicas. Lo más curioso es que el supuesto divorcio entre asiento de plástico inyectado y las patas con una estructura visible, no hace daño al resultado sino que justamente le da valor. Un verdadero hit del diseño.
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