Cultura y medios

Sordina cultural

Claret Serrahima, Oscar Guayabero (Avui 19 de julio de 2011)

"Quizá Mascarell sabe lo que dirán las 50 figuras culturales, pero quizás no sabe lo que pasa en las redes y colectivos"

Una de las sorpresas de estos últimos días ha sido que el Conseller de Cultura, Ferran Mascarell, ha encargado unas mesas de trabajo para marcar lo que debería ser la cultura catalana dentro de diez años para hoy 19, mañana 20 y jueves 21 de julio, en el Arts Santa Mònica. Nos dicen que estas mesas, formadas por una cincuentena de "figuras culturales", será el embrión del futuro plan estratégico de cultura. Será una especie de acto de clausura de un curso respecto a las políticas culturales lleno de ruido.

Todavía no se han hecho y, por tanto, no sabemos qué darán de sí, pero sinceramente creemos que poco se podrá decir que del consejero no hayamos escuchado ya, principalmente porque las mesas están compuestas en su mayoría por personas que ya han hablado profusamente en las últimas décadas. Sin poner en duda la valía de los profesionales, el conjunto resulta chocante, no sólo por la edad media rayando la prejubilación, sino porque la mayor parte de las personas han sido artífices de un panorama cultural que ahora parece que no vale y que hay que cambiar.

Tampoco es baladí que estas III Reflexiones Críticas tengan una función que en principio estaba atribuida al CoNCA y que por dirigirlas haya elegido Vicenç Altaió y Xavier Bru de Sala, que fue presidente del CoNCA y que tuvo que irse para que la resto de consejeros no estaban de acuerdo con su manera de dirigir el ente. De acuerdo, ya sabemos que el consejero no le gusta el CoNCA y se podría pensar que tal vez es porque tiene algo mejor que ofrecer, un modelo, más transversal, más democrático, más implicado en la sociedad civil, más barato, más útil para en el país, más justo y más preparado para afrontar los retos que nuestra sociedad, post 15-M pide.

Y decimos que es de suponerlo porque de momento no lo hemos visto. De hecho, lo único que hemos visto parece una manera de aplazar la toma de decisiones, con un diagnóstico previsible hecho por personas conocidas por el mismo Conseller, esperando que el panorama económico sea más alegre. Quizás se trata de hacer ruido para no oír otras voces. Y con ello nos iremos en verano, y seguro que la sombra del silencio estival será un momento de reflexión. Pero como aquellos alumnos que no han aprobado en junio, tenemos deberes que hacer. La pregunta clave es: la cultura es un problema que se ha de subvencionar, como el carbón, o quizás es una solución en la que hay que invertir como en la investigación científica? De acuerdo con la respuesta, tenemos dos políticas culturales diametralmente opuestas.

Si el modelo es subvencionar para contentar al sector y evitar las críticas tendremos, una vez más, una política de clientelismo y complicidades dudosas; consejos consultivos para decir lo que se espera que digan y subvenciones para que ninguna "figura cultural" se enfade demasiado.

Si la respuesta es creer que la cultura es un factor esencial, troncal, central, de la sociedad del conocimiento, hay que conectar y rápidamente con las generaciones más emergentes, que no están, ni mucho menos, presentes en las mesas que serán el embrión del futuro plan estratégico de cultura.

Quizás Mascarell se sabe de memoria lo que dirán las 50 figuras culturales, pero quizás no sabe tanto lo que pasa en las redes, en los colectivos, las plataformas y los grupos que, al margen de la cultura oficial, están planteando seriamente una alternativa al modelo. Y le conviene saberlo, el futuro, dentro de diez años, será en estas redes.

Es como si, por ejemplo, las acampadas del 15-M no se hubieran producido y como si un buen número de personas no hiciera meses que formaran una comisión de Cultura, lejos del ruido de las rencillas de los partidos. No creemos que se pueda ignorar la Declaración de principios fundamentales y propuestas para un nuevo modelo cultural. Sería interesante que el consejero se lo llevara como lectura esta verano, para leerla lejos del mundanal ruido. Para dejarse seducir ni que fuera para su inicio: "La política cultural no es la cultura. La administración cultural no hace la cultura. Es la cultura la que crea políticas culturales ".

Es un modelo que sí que suena a nuevo, en que la administración no "hace" la cultura sino que sólo pone las condiciones para que la sociedad "sea" la cultura. Quizás sí que Mascarell y los cincuenta elegidos conocen el documento, pero en todo caso, y sin querer generar más ruido, la incorporamos al debate: aquí

http://www.guayabero.net/publicaciones/articulos/cultura-y-medios/articulo/sordina-cultural.html