Cultura y medios

1979

TimeOut 24 de abril de 2010

La Virreina Centro de la Imagen. Hasta el 22 de junio

Si se busca 1979 en la Wikipedia, encontrará: Un año normal que comenzó en lunes según el calendario gregoriano. Si uno visita la exposición de la Virrenia verá que de normal no tuvo nada.

Con esta exposición, junto con la pequeña muestra de Martha Rosler, creo que Carles Guerra dibuja bastante bien cuál será su línea de trabajo al frente del Centro de la Imagen. Y esta línea se podría resumir en generar debate a partir de las imágenes y a la vez, vincular la llamada cultura de archivo con la imagen. Porque la muestra 1979 es propiamente un archivo, un lugar de estudio, de trabajo, de análisis, se presenta como un ensayo histórico, ni más ni menos. Sí, es cierto que todavía hay restos de una exposición de arte con algunos vídeos de 20 minutos que se han de ver de pie y con auriculares pero ya aparecen espacios generosos, con cómodas butacas para poder visionar con calma y comodidad el material audiovisual.

Decía que es un archivo pero no sólo un archivo. La combinación de piezas de arte, fotografía documental y documentos propiamente dichos crea un clima sugerente entre la experiencia, la contemplación y el estudio. Esta concepción se refuerza con un amplio abanico de actividades paralelas donde destaca un ciclo de cine coordinado por Andrés Hispano. Sin embargo, y quizás porque están todavía explorando las posibilidades de esta convivencia, se generan lecturas confusas en algunos casos. Por ejemplo, una película creada a partir de imágenes extraídas de internet y, por tanto, digitales, se pasa a celuloide y se proyecta con un antiguo aparato con el clásico ruido de los cines domésticos. ¿Hay mirarlo como una instalación del autor? ¿Es un montaje del diseñador del espacio? ¿Un criterio de comisariado para ambientarnos en la época? Son preguntas quizás irrelevantes para el visitante pero creo que pertinentes para el análisis.

Sin embargo, hay que remarcar el valor y la audacia en el subtítulo "Un monumento a instantes radicales". Es conocida la mala prensa que tiene el término monumentalización, integrado en la dinámica de museificación e incluso de tematización. Combinar "monumento" y "instantes radicales" me parece brillante en cuanto la imposibilidad de capturar los pequeños momentos que estallan fenómenos locales de radicalidad huidiza. La propia asunción del peligro de fosilizar la constelación de los hechos que se muestran desactiva el propio peligro de hacerlo.

Centrándonos en el contenido, en el año 1979 es una fecha escogida con mucha perspicacia. Trabajando con la base del archivo de Peter Weis, el autor de la gran trilogía Die Ästhetik diciembre Widerstand (La estética de la resistencia) y otros archivos fotográficos como los de los fotógrafos Colita y Kim Manresa, se construye un retrato incumpleto por fuerza pero bastante sugerente de un momento de inflexión basado en "micro acontecimientos". Quizá como símbolos de la posmodernidad en la que ya nos encontrábamos inmersos, la simultaneidad hace que al mismo tiempo aquí tuviéramos las primeras elecciones democráticas locales, los Sandinistas se alzaran en Nicaragua, los seguidores de Jomeini lo hicieran a Irán ya la vez Margaret Thatcher gobernara en Inglaterra y Francis Ford Coppola filmara Apocalypse Now. Aisladamente, pueden parecer casuales, pero reuniendo los mismos conforman un relato de un momento que parecía que el capitalismo no era el único modelo. El muro de Berlín no había caído y las revoluciones aún eran posibles, aunque justo ahora volvemos a tener el mismo espejismo viendo la orilla sur del Mediterráneo. Brillante es la presencia del conocido modelo Billy de IKEA que marca el inicio de una sociedad postfordista donde el consumidor se siente una especie de "bricolaire" cuando sólo es el último escalón de la cadena de producción.

En el ámbito local y en el campo de la cultura, se inicia los planes para crear un nuevo "mapa" de instituciones tomando como modelo París. Pero sobre todo, y tal como dice el comisario, "entiende que la cultura por la cultura ha dejado de ser una justificación suficiente y que hay que articular con la renovación de la ciudad, como un ingrediente más de la economía urbana" Desde entonces hasta ahora la instrumentalización de la cultura ya sea con motivos nobles, partidistas, identitarios o especulativos ha sido una constante.

Salgo con algunas dudas. Una pieza documental sobre la caída del muro de Berlín desconcertante tanto por el testimonio de personas que amaban el muro como un amante, como para estar en una exposición de una década anterior. O la ausencia de la película El tambor de hojalata dirigida por Volker Schlöndorff sobre la novela de Günter Grass como retrato de una Europa en eterna posguerra por el omnipresente guerra fría.

La otra duda es el papel del conjunto de piezas de Phillipe Van Snick que aparte de mostrar fragmentos aparentemente inconexos de unos vitrales, el papel de impasse que se le otorga, la deja casi en un plano decorativo. En todo caso, quien vaya puede echar de menos eventos y quizás la ausencia más notoria es la música y otros aspectos de la cultura Pop, pero seguro que 1979 dejará de ser un año anodino para él.

http://www.guayabero.net/publicaciones/articulos/cultura-y-medios/articulo/1979.html