Diario Ara 1 de febrero del 2011
¿Quieres vivir en un ecopueblo? ¿O en una ecociudad? ¿O en un ecobarrio? ¿O en una ecocomunitat de vecinos? La escala de la acción depende de la capacidad de implicar a la gente de tu entorno para hacerlo realidad. Un ejemplo, en Cataluña el pueblo de Ordis, en el Alt Empordà, que se ha propuesto ser un ecopueblo. Para ello, ha centrado la operación en tres aspectos: el ahorro energético, la eficiencia y la generación alternativa de energía.
María Crehuet, alcaldesa de la localidad, confiesa que apenas estan empezando, que es un proyecto a largo plazo. La iniciativa surgió de la Institución Altempordanesa para el Estudio y la Defensa de la Naturaleza (Iaeden). "Hacía unos años que trabajábamos con la plataforma Salvem l'Empordà en la oposición a la MAT (la línea de muy alta tensión ) y grandes parques eólicos, y queríamos pasar a ser propositivos, por lo que plantearnos hacer una prueba piloto en una población pequeña ", explica Eduard Martí, miembro de este colectivo.
Para intentar evitar las iniciales reticencias del vecindario, que las hubo, se ha propuesto una auditoría energética. "Se han visitado las casas del pueblo y se han hecho estudios sobre la energía que gastan, como la gastan, cuando la gastan, como son las casas, qué orientación tienen, qué consumo de agua hacen, qué electrodomésticos tienen o si gastan leña ", explica. Asimismo, se detecta qué posibilidades tienen de incorporar placas solares y pequeños aerogeneradores. Con el estudio en la mano, se darán una serie de consejos a los vecinos para mejorar la eficiencia de cada casa con cierres mejores, aislamientos o costumbres. Y también han estado involucradas las compañías eléctricas. "Estamos estudiando hacer un sistema de factura integrada que sea la resta entre la energía generada y la consumida". Asimismo, Ordis ha incorporado las explotaciones agrarias para estudiar la posibilidad de generar biogás y hay una empresa que hace un estudio para crear una pequeña central que generaría el agua caliente para la calefacción de todo el pueblo.
Desde que salió en la prensa, Ordis ha recibido un montón de ofertas de fabricantes de molinos y placas. "No queremos ser un Walt Disney de energías renovables", alerta, contundente, la alcaldesa. El pueblo está confeccionando una web para explicar su experiencia, de modo que otros municipios puedan aprender y aplicar lo que se está haciendo en Ordis a su pueblo o ciudad.
¿Qué quiere decir una casa ecológica
Dos expertos, Coque Claret y Dani Calatayud, ambos arquitectos y profesores de la ETSAV (Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès) resumen lo que significa convertir una vivienda en ecológico. "Las casas no son ecológicas, es el uso que hacemos que puede ser más o menos sostenible. Se trata primero de analizar cómo usas el espacio, después intentar ahorrar el máximo de energía para su funcionamiento y finalmente intentar obtener la energía necesaria con fondos renovables ". Hay que sacar muchos prejuicios y olvidarse de lo políticamente correcto. Los ingleses tienen el término greenwashing para denominar el marketing que utiliza la excusa del término ecológico para encontrar un hueco en el mercado, ya sea un producto, un partido político o una ciudad en medio del desierto.
Coque Claret afirma que cierta arquitectura ha convertido la sostenibilidad en un espectáculo tecnológico y que "se ha hecho creer que, para ser sostenibles, los edificios deben tener sistemas muy sofisticados y formas muy futuristas". Explica que muchas veces es "más apariencia que realidad".
He aquí una pequeña guía para hacer de tu casa un lugar menos agresivo con el medio ambiente.
Controla tu casa
Está bajada, la persiana? La habitación está ventilada?
Antes de tomar ninguna iniciativa han de poder tener datos. "¿Cómo sabes que consume tu coche? Porque tienes indicadores de temperatura, de revoluciones, de velocidad. En casa sólo tenemos la factura de la luz y del gas", explican los promotores de la iniciativa.
Con uno de estos aparatos que miden la temperatura y la humedad, se puede comprobar qué habitaciones están más frías, donde hay más humedad, etc. Después hay que ver cómo se utiliza cada una. ¿La persiana está bajada o siempre abierta? ¿Se ventila mucho o nunca? ¿Hay radiadores encendidos o el aire acondicionado? ¿Es necesaria la luz sólo de noche o todo el día?
"Utilizando bien los espacios podemos ahorrar hasta un 40% de energía, es lo que hemos hecho en esta misma facultad", apunta Dani Calatayud. Hay que recuperar costumbres tradicionales de las abuelas, de toda la vida. Por ejemplo, en invierno, bajar las persianas por la noche y subir las cuando entre el sol. En verano, al contrario. Utilizar la luz del día lo máximo posible. Ventilar las habitaciones no más de cinco minutos. En verano, crear ventilación cruzada, es decir, una línea de ventilación entre dos partes de la casa que tengan orientaciones diferentes.
Invertir en aislamiento
"El hormigón no se puede cultivar, los bosques, sí".
Una vez detectado por donde se pierde energía, calor o luz se pueden hacer algunas reformas en casa para mejorar su rendimiento. Hay que empezar por los sistemas pasivos, es decir, lo que no requiere un funcionamiento mecánico. Y lo más importante es el aislamiento. "Cada euro invertido en aislamiento supone un gran ahorro energético". Por eso, si tienes que construir ventanas, tabiques o aislamientos, confía en materiales renovables. La madera es perfecta para cubrimientos y ventanas, la lana es ideal como aislamiento, etc. Estos materiales, además de tener un comportamiento excelente, se renuevan. "El hormigón no lo puedes cultivar, los bosques, sí", explican.
Si no puedes utilizar estos materiales, piensa en materiales reciclados. Si vas a utilizar un material nuevo, no renovable, mira que sea al menos reciclable. En principio, hay que recordar la idea de que cuanto menos componentes de diferentes materiales tenga lo que compras más fácil será de reciclar.
Reduce tu huella
Disminuir el impacto de nuestros hábitos cotidianos
Este es el objetivo de toda la operación: rebajar el coste ecológico que provocamos en el planeta. Para ello, antes deberíamos analizar nuestros hábitos cotidianos.
Podríamos empezar preguntándonos: ¿Cómo es nuestra alimentación? ¿Y el transporte que utilizamos? O, incluso, ¿de qué manera vamos de vacaciones? ¿Qué sentido tiene tener una casa supersostenible si compramos tomates en invierno o naranjas en verano, que tienen que venir de las antípodas? Lo mismo ocurre si vamos con un todoterreno por la ciudad para llevar a los niños a la escuela o si viajamos a menudo todo el mundo con aviones. El precio que se paga por un billete low cost no es exactamente el precio que paga el planeta.
Con toda esta información podríamos caer en el error de pensar que sólo una vida en el campo puede ser sostenible. Pero no es así. El estadounidense Colin Beavan se propuso demostrarlo y por eso creó el proyecto No Impact Man, en que se trataba de reducir su impacto ecológico a cero durante un año entero viviendo en un apartamento de Manhattan. Su experiencia ha quedado recogida en un libro, un blog y una película documental que demuestran cómo se hizo.
Renovar energías
Las placas solares y los pequeños generadores.
Una vez realizado el diagnóstico y aplicadas las medidas pertinentes, se puede pensar en la posibilidad de tener sistemas alternativos para generar tanto calor como electricidad. "Tenemos que conseguir que nuestra casa consuma como un mechero. Podemos pensar en un encendedor solar". Actualmente, los aparatos de generación de calor han avanzado mucho, ya sea por energía solar o por intercambio térmico con el subsuelo.
En el caso de la electricidad, la normativa no permite consumir la energía que un mismo genera, pero se puede vender en la red y comprar la que usas. Las placas solares para edificios de ciudad son cada vez más habituales y pequeños aerogeneradores instalados en las azoteas también. Una comunidad puede llegar a reducir a cero el coste energético de sus inquilinos con estos sistemas. Además, esto genera un nuevo sistema de red de energía distributiva y no centralizada, un sistema más democrático, como explica en sus libros el economista Jeremy Rifkin.
Coque Claret apunta a otro sistema: "Las compañías tendrían que vender el servicio, no el combustible. Así la investigación se basaría en la eficiencia no en el consumo. La compañía del gas debería cobrar por las calorías que me da no por gas que gasto. Entonces se esforzarían por hacer que los calentadores, las redes y los grifos fueran muy eficientes "
http://www.guayabero.net/publicaciones/articulos/arquitectura-y-urbanismo/articulo/quieres-vivir-en-un-ecopueblo.html