Arquitectura y urbanismo

La U urbana

Jueves 1 de abril 2010 (Suplemento Cultura Avui)

Es raro escribir sobre el trabajo de uno mismo, pero ya que en este caso es coral, está hecho para entender el urbanismo de Barcelona y, en general, de cualquier urbe que quiera ser ciudad, es decir, que entienda el espacio urbano como la suma de urbanismo y ciudadanos, lo haré. Será la excepción de la regla.

Corría el año 2002 cuando el entonces alcalde de Barcelona, JoanClos, visitando las Olimpiadas de Sidney, vio un báculo multiuso que podía soportar la vez varias señales, semáforos, farolas, etcétera. Le parece interesante para comprar unos cuantos y hacer una prueba piloto en la calle Fontanella. El resultado fue radical: se redujeron en más de un 70% los obstáculos verticales. Entonces fue al FAD para pedir a su presidente, JuliCapella, si la entidad podía organizar un concurso para diseñar un báculo catalán. La respuesta fue una propuesta para hacer un estudio sobre el espacio urbano, la señalización, el urbanismo, el mobiliario, la organización de aceras y calzadas, etcétera. Un libro blanco de las calles de Barcelona. Han pasado 8 años, un montón de colaboradores y miles de horas de investigación, de análisis y de discusión con los técnicos del Ayuntamiento. Hay que reconocer la valentía de un consistorio que a menudo se plantea hacia dónde debe ir la ciudad.

Dirigí el proyecto durante una primera etapa en la que nos centramos en localizar tipologías, aciertos, aspectos a mejorar, características de diferentes tramados urbanos, etcétera. Fue entonces cuando se me ocurrió la U urbana, entendiendo que el espacio público no es sólo el plano horizontal, sino las fachadas que generan lo que entendemos por la calle. Quisimos sentar las bases para hacer el estudio desde una idea de la ciudad como espacio de relación, de expresión, de movilidad y de convivencia. Detectamos como la ciudad había pasado de ser un espacio de tráfico en un espacio para el ocio, como de una calle de alta velocidad la ciudad quería llegar a generar islas de lentitud, de paseo, de derivas azarosas, de turismo y también de consumo.

Después, Jordi Ferrando encabezó un grupo más técnico, que analizó tipologías de calle para detectar qué cosas hacen falta y que está de más. ¿Qué límites hay que poner los elementos verticales que ayudan a señalizar, iluminar, dirigir el tráfico, etcétera, pero que son obstáculos para el ciudadano. Donde había que repensar servicios de recogida de basuras, ondas podían articular sistemas de enterramiento. Es un estudio serio, científico.

Todo ello quedó recogido en una publicación que era enciclopédica en el volumen y en la voluntad analítica: La U urbana. El libro blanco de las calles de Barcelona. De los 4 volúmenes iniciales se ha destilado el actual libro publicado por el FAD con el Ayuntamiento de Barcelona y el patrocinio de Telefónica. Es una buena herramienta de trabajo para todos aquellos que trabajen en el campo del urbanismo, el mobiliario urbano o simplemente les interese saber cómo se organiza un sistema tan complejo cometido la calle de una gran ciudad.

Al mismo tiempo es una recopilación de análisis de la ciudad actual y de propuestas de futuro con textos de Joan Busquets, Salvador Rueda, Joan Subirats, Manuel Delgado, Marina Subirats, Matteo Vercelloni, el grupo de investigación de Intervención Ambiental, Josep Bohigas y muchos otros . Propuestas que se resumen en cinco conceptos: eliminar (todo aquello que no sea necesario, que esté duplicado, caducado, etcétera), enterrar (hay que entender los primeros metros del subsuelo como parte de la vía pública), innovar (tenemos una calle analógico al la era digital?), agrupar (todo aquello que sea compatible) y sistematizar (establecer una lógica relación entre los elementos urbanos y no convertir la excepción en sistema).

Todos los que hemos participado en el proyecto tenemos claro que el concepto básico y necesario para que nuestro espacio urbano sea viable es compartir. Tenemos que estar dispuestos a compartir servicios, espacios, en definitiva, la calle será compartido o no será.

Ahora se ha encontrado un sistema de báculo que se está esparciendo por la ciudad, quizá no es especialmente bonito, ni de diseño, pero parece que hace un buen servicio. He aquí que el FAD fue un lugar de reflexión y no de estética, de análisis y no de concursos vistosos.

Ojalá este libro sea útil, no sólo para los servicios municipales de Barcelona, sino para aquellas ciudades que quieran un espacio urbano que, como decimos en el decálogo, sea: democrático, accesible, respetuoso, sostenible, diverso, dinámico, legible, innovador, interactivo y comunicativo.

* Este artículo lo quiero dedicar a Albert Vilalta, técnico del Ayuntamiento de Barcelona, con quien no siempre estuve de acuerdo, pero de quien aprendí un montón de cosas. Esperando su pronta liberación y poder tenerlo otra vez aquí, para continuar discutiendo sobre la ciudad que ambos amamos.

articulo publicado

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