TimeOut Cultura (27 de febrero de 2011)
En el Colegio de Arquitectos exponen más de sesenta propuestas para la nueva biblioteca estatal de Barcelona. Es una película donde te explican el final nada más entrar. El proyecto ganador está destacado y explicado con más medios. Seguro que no soy el único que hubiera preferido ver la exposición antes de que el jurado se pronunciara
En todo caso, y teniendo en cuenta que entre los participantes hay una buena representación de nuestros arquitectos más ilustres, combinados con generaciones emergentes, la visita puede resultar bastante representativa del estado de nuestra arquitectura. Podremos ver algunos clásicos como Josep Llinàs o Albert Viaplana, arquitectos reconocidos como Jordi Badia o Benedetta Tagliabue y algunos estudios de la hornada digital como Enric Ruiz-Geli o Willy Müller, aportaciones de Madrid, Iñaki Abalos, Andrés Perea o Fermín Vázquez y estudios más jóvenes como Nug Arquitectos o Calderon-Folch Arquitectos.
Lo primero que salta a la vista es que la crisis ha hecho que los estudios dediquen muchas horas a un concurso abierto y gratuito. Y lo que también queda claro es que el solar escogido es todo menos fácil, incluso, que es directamente equivocado. El proceso de este equipamiento ha sido largo. La primera ubicación escogida fue el mercado del Born, pero se encontraron los restos arqueológicos y tras un largo debate se desestimó. Finalmente, se ha situado entre la Estación de Francia y el Parque de la Ciutadella. Y lo que más sorprende es la distancia hasta la primera boca de metro, sea Port Olímpic, sea Barceloneta. Es fundamental que desde la parada se pueda acceder directamente al centro, no hacerlo es poner en peligro su usabilidad.
El tráfico ferroviario de la estación de Francia es ahora pequeño y podría desaparecer cuando esté finalizada la nueva vía del AVE. Uno se pregunta si no valdría la pena hacer la biblioteca dentro de la estación acercándola a la ciudad y el metro. Ninguno de los proyectos presentados supera el valor simbólico de la estación y muy pocos su valía arquitectónica. Seguro que debe tener una cierta complejidad meter una biblioteca en una estación, pero tal como esta la economia, reutilizar un edificio existente siempre es mejor que hacer uno nuevo. Quizás los proyectos que lo hacen más evidente son los de Cloud-9 y Manel Ruisánchez, que directamente hacen un tercer brazo de la misma altura de las naves de la estación.
Que se sepa, ningún equipo ha reclamado la reutilización de la estación para la biblioteca. Es obvio que el concurso ni siquiera daba esta posibilidad. Pero que no haya habido un debate sobre el tema, da muestra de cómo estamos de entregados. Si, como se dijo en la presentación, un equipamiento de esta magnitud debe entenderse a escala de ciudad e incluso de área metropolitana, no plantear la idoneidad de su ubicación es, como mínimo, negligente.
Centrándonos en el contenido de las propuestas, algunos estudios acaban por tener un lenguaje formal tanto cerrado que supedita sus propuestas programáticas. Y pienso con el proyecto de Benedetta Tagliabue, pero también con otros menos formalistas, aparentemente. Algunas propuestas han entendido el proyecto no como un edificio sino como un espacio urbano que hay que gestionar pero no constreñir. Hay propuestas que, acertadamente, levantan el volumen principal para generar una plaza y la circulación de gente por debajo, ganando al mismo tiempo, altura y favoreciendo la visibilidad del edificio, que por competencia con la estación puede acabar pareciendo un anexo a esta, sin personalidad propia. Una sorpresa ha sido la propuesta de Josep Llinàs. Acostumbrados como nos tiene a su arquitectura austera y contenida, parece que se está soltando. Quizá el proyecto no es redondo y, de hecho, el de Willy Muller con un planteamiento similar, lo supera en contundencia y claridad. Pero esta línea de trabajo nos deparará futuros proyectos que se insinúan sugerentes.
Y aún otra sorpresa agradable. Muchos proyectos han incorporado parámetros de sostenibilidad, aclimatación natural, ventilaciones cruzadas, protecciones pasivas, etc. en sus proyectos. Los escépticos dirán que se hace porque ahora es tendencia, y quizás es cierto, pero todo lo que vaya en la dirección de incorporar la sostenibilidad como material de trabajo, bienvenido sea.
El estudio Nitidus, con Josep Maria Miró al frente, firman la propuesta ganadora que apoya su proyecto a la remodelación futura del parque de la Ciutadella que generará un gran corredor urbano abierto y ajardinado desde el arco del Triunfo hasta la playa de la Barceloneta. Este plan urbano da sentido al edificio y es por eso que Nitidus dan la espalda en la avenida del Marqués de Argentera y se vierte en la parte trasera. Pero, cuidado, si el urbanismo no lo acompaña puede acabar siendo un callejón sin salida, inhóspito y degradado.
El conjunto propuesto parece bastante sensato y funcional, incorpora sistemas bioclimáticos y espacios flexibles. Todo quizás demasiado correcto, como con miedo de caer con el ahora mal vista arquitectura icónica. Personalmente, creo que una gran biblioteca justamente debería ser reconocible para todos los ciudadanos y debería llamar la atención para recordarnos que la cultura es allí dentro, a nuestro alcance, si queremos.
Puede encontrar más información en el blog Hic et nunc
http://www.guayabero.net/publicaciones/articulos/arquitectura-y-urbanismo/articulo/exposicion-nueva-biblioteca-estatal-en-barcelona.html