Arquitectura y urbanismo

A la izquierda de l'Eixample

Avui, Suplemento Cultura (3-12-09)

Ahora que celebramos el 150 aniversario de la aprobación del plan urbanístico del Eixample, decido saber más de este hombretón que fue Ildefons Cerdà. Para ello, visito la exposición Cerdà y la Barcelona del futuro, el CCCB, que Pilar Parcerisas ya comentó en este mismo suplemento.

Compruebo que Cerdà llega Eixample a partir de un socialismo utópico, que su ciudad era a la vez un proyecto urbanístico y político. La mezcla de clases sociales, la disponibilidad de espacio verde, la equidad en el tratamiento de las viviendas, provienen de esta filosofía, aunque con los años el Eixample ha sido símbolo de una burguesía que tenía poco que ver con el Cerdà seguidor de Cabet. Con la aparición del coche se usurpa la calle a la gente para dar a los automóviles y así, hoy, tenemos una Eixample de derechas.

También visito Salvador Rueda Agencia de Ecología Urbana y charlamos un rato de su plan de las supermançanes basadas en la trama Cerdà. "El ciudadano lo es porque ocupa el espacio público sin restricciones, si no, es un urbanita. Cuando le ponemos carriles, las aceras, se convierten en una unidad de transporte, en un peatón ". Este cambio coarta la libertad del ciudadano más allá de la circulación, ya no puedes hacer nada más que moverte ordenadamente.

Ahora estoy convencido de que si queremos rendir homenaje a la trama del Eixample, por la cual somos conocidos en todo mundo, y ponerla en valor, tenemos que recuperar el Cerdà de izquierdas. Y trato de ver si las supermançanes ayudarían a hacerlo.

Primero Rueda concreta el plan: "Se trata de crear islas de nueve islas actuales, donde las calles interiores se hacen de peatones y se crea una circulación perimetral, con entradas a aparcamientos y vías de servicio para carga y descarga, emergencias, etcétera" . También me explica las ventajas para los coches: "El tráfico urbano está pensado para ir lo más rápido posible de un punto a otro, esto entra en contradicción con un tramado que te hace parar cada cien metros".

Pero hablemos de lo que supone un urbanismo de izquierdas. En la ciudad densa del espacio público tiene un potencial enorme de fiesta, de recreo, de comercio, de expresión y visualización de conflictos. "Cuando aparece el automóvil, estas posibilidades desaparecen y el derecho de circulación rodada se sacraliza. Cuando un colectivo quiere llamar la atención, corta el tráfico. Es cuando vienen las fuerzas públicas y sale en la televisión. Con una supemançana devuelves el espacio al ciudadano, que ya no es peatón, sino que ocupa el espacio público libremente ".

Evidentemente, este cambio supone un giro de la ciudad, en cuanto a transporte público, en cuanto a reducción del ruido ambiental, hasta un70%, una reducción de la contaminación atmosférica y finalmente una liberación de más del 60% del espacio público que hoy utiliza el coche. Como ejemplo, un cruce del Eixample vacío es tan grande como la plaza del Sol. De hecho, la proporción entre edificación y espacio verde es similar a los porcentajes originales de Cerdà que la especulación, Porcioles y los coches han pervertido.

Se han hecho dos pruebas piloto entramados curiosamente no Eixample, una en el barrio de la Ribera y otra en Gràcia. El éxito ha sido rotundo, tanto es así que ha redibujado estas zonas. "El problema es que, como son excepciones, ha generado un efecto imán y ahora sufren una cierta saturación comercial. Si el programa se extendiera, esta presión se repartiría y desaparecería el problema ". Ciertamente, a veces tienes la sensación de que se hacen zonas peatonales para crear consumidores.

Le pregunto a Salvador Rueda por la necesidad de cambiar. "El ratio de Barcelona respecto a los espacios de recreo o espacios verdes es muy inferior a la recomendada por la OMS (en Barcelona, 4,5 metros cuadrados por habitante), y Ambler supermanzanas se alcanzaría un nivel bastante aceptable (22metres cuadrados por habitante). Se trata de que la ciudad funcione y que nadie pierda movilidad, pero recuperando el espíritu social de Cerdà ".
Jeb Brugmann, en su libro Welcome to the Urban Revolution, en el que habla del urbanismo social y de ciudades que pueden cambiar el mundo, hace una amplia referencia al prototipo de Gracia.

El Ayuntamiento tiene en la Agencia de Ecología Urbana un activo importante que ha demostrado su capacidad con proyectos por todo. Viendo el éxito de las aplicaciones, sería lógico que el modelo se extendiera. El Poblenou, por ejemplo, ambel22 @, habría sido una oportunidad. Obviamente, los cambios asustan y traen problemas de adaptación, pero creo sinceramente que debería ser valiente y apostar por un Cerdà de izquierdas.

Intentamos repensar a medias con Rueda el principio de Cerdà: urbanizar el campo, en tanto que se ha  de organizar y planificar lo que no quiere decir asfaltar, ni edificar - y ruralizar la ciudad, ganando espacios verdes y libres para los ciudadanos y librarse los de la presión de ser un peatón, un consumidor. Esta es la cara izquierda del Eixample no la de las franquicias de moda, hoteles de lujo y coches por todas.

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