Activismo y contracultura

No soy nacionalista, por eso votaría Sí en una consulta

No soy nacionalista, por eso votaría Sí en un a consulta por la independencia de Cataluña, para aprovechar la oportunidad de construir, entre todos, un país más justo y una democracia más participativa. La bandera la pueden poner el color que deseen, me parece un precio aceptable.

Yo, no soy nacionalista. Me cuesta sentirme parte de un grupo por razones geográficas y culturales, quizás por que he nacido y vivido en el Raval. Aquí, cada vecino es un mundo o al menos, un continente. La convivencia está basada en un equilibrio sutil entre la indiferencia y el respeto. Nadie pone demasiada atención en los otros, por muy diferentes que sean. En contadas ocasiones, aparecen puntos de encuentro, pequeños momentos de fricción con realidades ajenas. A veces, son momentos violentos y otras fabulosos. En todo caso, me sería muy difícil agrupar a todas estas realidad bajo un símbolo, una bandera, un eslogan.


Por otra parte, el concepto de estado-nación creo que pertenece a un pasado que se dice más con España que con lo que espero por mi país "si és que hi ha casa d'algú, que decía Sisa. Los estados nación precisan de una serie de instituciones que únicamente están destinados a preservar la propia existencia del estado, al margen de las necesidades de sus ciudadanos. Se necesitan estamentos, símbolos y burocracia que no tienen otro motivo de que la de legitimar y proteger el Estado. También necesita mecanismos armados / diplomáticos para defender el Estado, que no sus ciudadanos, de agresiones externas o disidencias internas. En resumen, la idea del estado, de la nación, está por encima de las personas. Hay otros modelos en que esta relación entre individuo y estamento es más equilibrada, menos vertical.


Yo, no soy nacionalista, de joven si lo era, después crecí. Cada uno que crezca hacia donde quiera, yo lo hice hacia tener conciencia de clase. Si tuviera que enarbolar una bandera, ésta sería la de la clase obrera. He trabajado en fábricas, talleres y tallercitos haciendo de todo y aunque ahora trabaje con las palabras y las ideas, sigo siendo un obrero, un obrero de la palabra, si se desea. Mi posición es muchas veces incómoda y seguro que he caído en incongruencias. Trabajo con cultura y en este sector hay mucho neoliberal disfrazado de emprendedor, mucho clasismo de élite escondido bajo cultura oficial. A veces, debo haber sido cómplice de ellos, aunque intente evitarlo. Pero, no por ello dejo de ver que bajo la idea de un nuevo país hay a menudo una idea de clase, a pesar de la evidente transversalidad social del nacionalismo.


Pero decía, que votaría Sí en una consulta sobre la independencia de Cataluña, si es que se hace alguna vez. Las razones son muy pragmáticas y al mismo tiempo emocionales. Si Cataluña fuera independiente perdería el peso de una supra-administración que se me hace muy pesada. El estado Español me da una pereza inmensa. Es una organización hecha en una noche loca de los Reyes Católicos donde todo aquello que no pase por el Paseo de la Castellana ya no es de interés general y con vicios endémicos. El sistema administrativo y político de España ha quebrado y no tengo ganas de recoger los pedazos. La visión unicéntrica del estado, estableciendo un perjuicio perenne, en lo que ellos llaman periferias, es insoportable. El bipartidismo del Parlamento de Madrid se obsceno y cómplice con él mismo. La incapacidad de cerrar la transición con una depuración de responsabilidades por los horrores del franquismo dice mucho de la poca calidad de su democracia. Por todo ello, será un descanso perder ese peso sobre mis hombros.

Obviamente, las administraciones catalanas sufren de algunos de estos males. Sin embargo, quizás por su tamaño me parece más factible reformularlas. La creación de un nuevo estado catalán nos daría una oportunidad única. Desde la Asamblea General Constitutiva del Parlamento Ciudadano que inicia Itziar Gonzalez y compañía hasta el Proceso Constituyente en Cataluña de Teresa Forcades y Arcadi Oliveres, pasando por las ganas de ver a las CUP ya liberadas de su objetivo de construcción nacional y dedicadas a pleno rendimiento crear una alternativa de izquierdas, todo me parece bastante alentador como para no probarlo.

Ahora bien, que nadie crea que la independencia nos llevará de advenimiento de un paraíso donde los políticos y banqueros dejarán de robar a manos llenas mientras desguazan el estado del bienestar por el que han luchado nuestros padres y abuelos. La calidad democrática de los estamentos de Cataluña está cogida con hilos y si los partidos "ortodoxos" no hacen un proceso de depuración y refundación irán maldadas. Las élites económicas han establecido, desde hace muchos años, una oligarquía que, no por ser casera, no es menos vergonzante. La convivencia incestuosa de CIU y PSC con actuaciones estelares del PPC, ICV y ERC es un espectáculo poco gratificante y a menudo hemos perdonado a unos y otras políticas demenciales por el bien del bendito "proceso de construcción nacional". La apropiación por parte de los intereses partidistas de ideas colectivas como: país, cultura, lengua, identidad, solidaridad, etc, ha convertido a la sociedad civil o en cómplice o en enemigo de proyectos que tienen muy poco que ver con la interés colectivo y la democracia participativa. El último ejemplo y uno de los más delirantes ha sido la conversión, dentro del llamado Concierto por la Libertad de Salvador Puig Antich con un nacionalista. Que un anarquista del Movimiento Ibérico de Liberación se convierta símbolo de la creación de un nuevo estado, cuando él lo que quería era la desaparición de la idea de estado, es bastante ilustrativo de lo que digo.


Pero repito, si se hiciera una consulta votaría Sí, sin dudarlo. Y pongo la consulta en condicional por que que nada me hace pensar en que finalmente se produzca el referéndum. La estrategia de CIU ha sido hacerse suyo un movimiento social, surgido hace décadas, crecido con el primer tripartito, la crisis y del desencanto con Madrid y escenificado el once de septiembre de 2012. El objetivo es pasar una o dos legislaturas, haciendo políticas tanto o más neoliberales que Madrid, pero sin pagar el precio político que conllevan. Si bien es cierto que las encuestas parecen mostrar un descenso de CIU en post de ERC, estoy seguro de que Mas no tiene ninguna intención de hacer una consulta, ni un referéndum y que la llamada al "sentido común" funcionará cuando toque votar. Ojalá me equivoque. La cosa es dar largas para quedar a las puertas del final de legislatura e intentar estirar la zanahoria en un próximo mandato. Espero que, como dicen muchos de los independentistas, la sociedad no lo permita. Y aquí viene la parte emocional que decía, buena parte de mis amigos, conocidos, familiares han depositado muchas esperanzas en este proceso. Por salud mental, para que su fe en "el país" no se vea rota de forma definitiva espero que se haga la consulta. Otra cosa es el resultado, parece que la consulta es una pregunta retórica, como para reafirmar que sí, efectivamente, queremos la independencia. No se que pasará si sale que no, pero cuando se pregunta siempre se expone a un No y no me parece que estemos preparados para este No. Por eso votaría Sí, por que creo que la fractura real del país se produciría si la cosa saliera mal. Espero pues, que la sociedad catalana, (sea lo que sea este término tanto abstracto) no permita a la burguesía banquera y bienpensante jugar con los sentimientos identitarios de todos.

Ahora bien, ya que me he he pronunciado públicamente, (todo lo públicamente posible con mis medios), espero que me dejen seguir haciendo análisis, critica y escarnio, si lo veo necesario, sobre los despropósitos que estamos aceptando con la excusa de la consulta y la posible independencia. No creo, como dicen muchos, que tenga que aparcar estas críticas hasta alcanzar el objetivo preciado. Por que, como he dicho, tengo fundadas dudas de que exista la voluntad real de hacerlo y por que si bajamos la guardia, después del proceso de deconstrucción democrática que CIU nos está ofreciendo a cambio de la "construcción nacional" no tendremos ni país, ni territorio, ni cultura ni instituciones que valgan un real para el nuevo estado catalán.

Y para acabar de aclarar términos y dejando claro que se que no tengo la posesión de la verdad, ni mucho menos: Si hago burla del merchadising independentista es por que he estudiado bastante el fenómeno del souvenir para ver tics de frivolización y fascismo en la uniformidad de simbologías. Si denuncio la apropiación de palabras como "libertad" por parte de las legítimas aspiraciones nacionalistas es por que lo que he leído bastante historia como para ver peligrosos paralelismos entre esta construcción kitsch de una emoción forzada y colectiva y unas posteriores renuncias a (estas sí) a las libertades personales. Si ataco a Artur Mas, no ataco Cataluña. Si me quejo de estar gobernado por un partido que tiene su sede central embargada por el caso Palau, en coalición con Unió que tiene un caso reconocido de financiación ilegal y con el apoyo del PPC para todo lo que tiene que ver con políticas sociales, no estoy atacando el proceso soberanista. Por otra parte, si hago escarnio de los delirios extemporáneos del PSC no estoy atacando el Federalismo. Si pongo en evidencia la flagrante contradicción de ERC e ICV de firmar un acuerdo para la consulta, haciendo "de facto" un acuerdo de gobierno que sostiene a CIU no ataco a la izquierda nacionalista. Simplemente, es que creo que el supuesto viaje a Itaca nos está costando un ojo de la cara, más de uno, de hecho, y que finalmente este barco está armando a conciencia para no flotar más allá de las Islas Medas, ya me perdonaréis.

Retomando el hilo. No soy nacionalista, por eso votaría Sí en un a consulta por la independencia de Cataluña, para aprovechar la oportunidad de construir, entre todos, un país más justo y una democracia más participativa. La bandera la podéis poner el color que deséis, me parece un precio aceptable. Tenéis mi voto, pero no tendréis nunca mi silencio, aunque mi voz alzada sirva de poco.

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