Activismo y contracultura

En manos de falsos empresarios

Desde que la política decidió rendirse al capital sin reparos, los empresarios han sido los nuevos ideólogos. Los llamados “mercados”, que no son otra cosa que fondos de inversión sin escrúpulos, son los que marcan las “líneas de trabajo” para hacer solvente nuestra economía. Se habla de dar confianza, de tranquilizar los parqués, de flexibilizar el mercado de trabajo, de rebajar gastos fiscales, etc. Todo, para recibir el maná sagrado de los inversores.

La cuestión es que los políticos han cedido  a los empresarios el control absoluto sobre las políticas económicas, es decir, sobre el pilar de cualquier sociedad, ya que el modelo económico define el modelo social y productivo de un país.

Discutir semejante estupidez ya no viene al caso, lo que últimamente me tiene perplejo es la pregunta de: ¿A qué empresarios hemos regalado nuestra sociedad? Pues, si uno hace un seguimiento, la mayoría de ellos han pasado alguna vez por la política, jamás han creado una empresa propia, han trabajado en la banca y no se les conoce ninguna iniciativa empresarial que haya generado ni una mejora para el mundo, ni una patente innovadora, nunca, pero nunca, juegan con su propio dinero y finalmente, no creen en el libre mercado.

Esta última afirmación puede parecer un contrasentido pero he llegado a la convicción de que el neoliberalismo no cree en el liberalismo. Bueno, sí, hasta que ya no es rentable, entonces acuden al proteccionismo de estado, los sistemas de control público y el poder ejecutivo como un padre salvador, justo lo contrario que afirman cuando la economía va viento en popa.

Algunos ejemplos:
El Presidente de la CEOE, Joan Rosell no se le conoce una empresa propia y no trabaja en el sector privado desde 1995. Eso sí, ha sido consejero en multitud de empresas, sobretodo del sector eléctrico e inmobiliario, dos de los sectores más subvencionados por el estado. Este señor cobra un sueldo público, ya que la CEOE recibe una subvención anual de unos 400 millones de euros. En su cargo, no se cansa de pedir “flexibilización laboral” pero él tiene un contrato blindado. No hablemos del anterior presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, aún con causas pendientes y un buen número de empresas hundidas a sus espaldas, su patrimonio no se ha visto afectado por esos fracasos empresariales. Desde luego, si yo fuera empresario no estaría muy a gusto con que esos tipos me representaran.

Josep Piqué, es otro empresario que jamás ha creado empresas, se limita a gestionar, mal en la mayoría de los casos dinero ajeno y cuando vienen baldadas saltan a otra empresa y/o institución semipública como es el caso del Círculo de Economía. Piqué fue acusado de fraude siendo él ministro por sus actividades como presidente de la empresa ERCROS en 1992. Sin embargo, fue exculpado y la Audiencia Nacional archivó definitivamente el caso Ertoil. Hoy Josep Piqué es presidente de Vueling, cargo que compagina con el consejo de administración de Applus y la presidencia del Círculo de Economía de Cataluña. A principios de 2009 lanzó Pangea 21 Consultora Internacional, una firma especializada en asesorar a las empresas a salir al exterior, especialmente a los países emergentes. En ella, ocupa el cargo de presidente, y cuenta con dos socios más: Pedro Ferreras (ex presidente de la SEPI) y Miquel Nadal (ex Secretario de Asuntos Exteriores). En febrero de 2012, el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, nombró a Piqué representante del Estado en el consejo de administración del gigante aeronáutico europeo EADS, dueño de Airbus4 y Eurocopter entre otros, con gran repercusión internacional. O bien le rinde mucho el tiempo o en realidad no cumple ninguna de las funciones por las que cobra entre 6 y 8 sueldos.

Sin llegar a estos extremos, aquí aún escuece el caso de Spanair, una iniciativa de empresarios emprendedores que sólo aguantó mientras recibió ingentes cantidades de dinero público.

En general las empresas de servicios básicos, agua, luz, gas, etc, han tenido unas bonitas puertas giratorias entre la política y los consejos de administración para asegurarse pingües beneficios con subvenciones públicas. Uno de los casos más grotescos es el del exministro franquista Rodolfo Martín Villa y su gestión de las renovables en Endesa.

Pero también en otros ámbitos sucede lo mismo, cultura, deportes, etc. Si se analiza el currículum de los empresarios que la administración pone como ejemplo (CIU lo ha hecho en diferentes instituciones en los últimos tiempos) suelen aparecer empresas o iniciativas que sólo han existido por las subvenciones públicas, fracasos sonados en negocios de los que milagrosamente son rescatados por las arcas públicas o puestos de una supuesta representación sectorial bien renumerados. Y los ejemplos no se acabarían nunca.
Y esos son los modelos que nos dicen que debemos seguir, sus emprendedores son aquellos que lo hacen con el carnet de partido en la boca. Sus empresarios son los que siempre saltan con red.

Yo casi agradecería el retorno de los industriales y empresarios de la vieja guardia, esos de los que ya te podías esperar que explotaran al trabajador pero que, al menos, eran los primeros en entrar a la fábrica y los últimos en salir. Los valores de la sociedad basada en la economía productiva han desaparecido. Ahora, sólo existe la economía especulativa y el mercadeo de información privilegiada.  

En dos anuncios recientes, de entidades bancarias, podemos ver la sinrazón de esa nueva casta de falsos empresarios. En uno, el de Bankia, se alude a que “es momento de dar cuerda entre todos” y afirman que darán no sé cuántos millones en créditos a la pequeña industria y particulares. Después de que su nefasta gestión se haya llevado por delante miles de empresas, de que la inyección astronómica de dinero público ha obligado a suprimir ayuda a los parados, el cinismo es vergonzante.
El segundo anuncio, es del Banc de Sabadell y nos habla de selección natural. Mientras vemos unos sintomáticos animales disecados, nos evocan a Darwin. El darwinismo económico se ha usado a lo largo de la historia para justificar la supervivencia del más fuerte, del que mejor se adapta a los cambios, y como en el anuncio, del que se lleva el dinero a un lugar seguro. Pero ese darwinismo es una trampa monstruosa puesto que en el entorno natural, todas las especies juegan en igualdad de condiciones y en cambio en la economía, los neoliberales utilizan un as en la manga, el dinero público.
No creo en el liberalismo económico, ni en aquellos empresarios hechos a sí mismos, pero menos creo aún en este neoliberalismo y estos falsos empresarios hechos a la sombra de los partidos.

Por cierto, tenemos una Ministra de trabajo que no ha trabajado nunca. Jamás ha tenido una nómina, excepto el sueldo del PP.

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